Miles de criterios acompañan a la generación de la forma. Incluso cuando no se habla de la conciencia de la forma, se está en la forma. No formas, sino su indefinido forma, expresando unos "modos de hacer" en la cultura, lo que propicia ser uno en perpetuo movimiento hacia lo otro. Alejada de tendencias, líneas epigonales, lenguajes de dominio o adjetivos "significamentosos", la búsqueda de las formas remite a una búsqueda del tiempo, en un mundo en el que si no hay formas estables y si el mismo mundo no es fijado, tampoco hay siquiera formas a secas. Y, en consecuencia, nuestro estudio no será una aportación al campo de conocimiento que pueda reconsiderar los aspectos históricos e historiográficos de la generación de la forma en general. En realidad, hoy no son de interés las formas. No como resultado, no como vía de expresión significante, codificada. No como empleo, recurso, catálogo, adscripción. La arquitectura no es fin, sino medio, y su formalización acaece a través de procesos recursivos y complejos que denominamos “soportes de intermediación”. Es un proceder por transferencias de grado paulatino y sucesivo, no disciplinar, desde la morfogénesis a la transducción.