Cuando hablamos del juego todos entendemos que es aquello que nos divierte y que llena nuestro ocio, pero con el juego también hablamos de aquellas actividades que se hacen libremente y en las que desplegamos nuestras potencialidades, al superar unas reglas y dificultades establecidas que forman el núcleo del juego. Una de las características más singulares del juego es que es una cosa seria, que se mantiene fuera de la realidad cotidiana. El lugar que ocupa el juego en el arte, viene dado por la posibilidad de actuar como precursor de proceso creativo, ya que una parte del arte tiene un componente lúdico que surge desde su misma concepción como obra artística, y es desde esta perspectiva que afirma la naturaleza creativa del juego, desde la que tomamos su presencia en el arte, como un valor digno de ser tenido en cuenta en su estudio e historia y como vehículo de aprendizaje en la educación artística.