La regionalización vista a la luz del modernismo, es una necesidad de los países para integrar no solo sus territorios o sus economías sino para participar en los procesos productivos internacionales que cada vez son más exigentes. Se requiere de espacios geográficos cada vez mejor adaptados y con mayor dinamismo que permitan generar una cultura de productividad, desarrollando e impulsando aquellos lugares que se encuentran deprimidos bien sea porque no tienen el apoyo estatal, o porque lo reciben de manera ineficiente. Para Regionalizar deben tenerse en cuenta políticas de gobierno que incluyan mecanismos de desarrollo, y principios como el de autonomía, en el que participen variables e indicadores sociales, culturales, económicas y jurídicas que impulsen al logro de economías estables y sociedades fortalecidas. Regionalizar entonces implica dividir un territorio en espacios más pequeños pero con características comunes, elemento fundamental para entrar en un proceso de planeación estratégica, que permita el mejor aprovechamiento de los recursos, la protección de los ecosistemas y el desarrollo de espacios específicos para ser utilizados eficientemente.