Este trabajo se divide en tres capítulos. El primero intenta seguir el hilo conductor de la argumentación de J. Rawls quien aspira a formular unos principios fundamentales que sean constructivistas y racionales en el sentido kantiano de los términos: principios que atiendan, por un lado, a la autonomía de la personalidad moral y, por otro lado, que puedan también dar cuenta de la felicidad humana, esto es, que tengan algo que ver con las preferencias empíricas de las personas afectadas por ellos. El segundo capítulo de este trabajo consiste en una sucinta presentación de los principales argumentos comunitaristas en contra de la teoría liberal en general y, en particular, en contra de la teoría de Rawls. El tercer capítulo de este trabajo trata de mostrar que una adecuada interpretación de la teoría de Rawls, teniendo en cuenta ciertos aspectos que Rawls desarrolla con mucha más claridad en sus obras posteriores, nos puede permitir llegar a un acuerdo sobre un problema que, en mi opinión, se halla en el trasfondo de toda la discusión entre liberales y comunitaristas: hallar una teoría política que logre una feliz integración de la libertad individual y la igualdad económica.