Los activos intangibles, por ejemplo, el crédito mercantil; la imagen organizacional, institucional, empresarial o corporativa; la propiedad intelectual; el prestigio de las marcas; el posicionamiento en los mercados; el nivel de liderazgo tecnológico, las redes de relaciones económicas, políticas y sociales; el talento humano manifiesto en liderazgo directivo, la habilidad gerencial, productividad de empleados y trabajadores, el ingenio de los investigadores de las unidades de investigación y desarrollo o de organización y métodos, y otros más, han sido identificados como los recursos más críticos e invaluables de las organizaciones en general y de las empresas en específico. Críticos porque constituyen los principales soportes de la competitividad de las organizaciones; invaluables por la dificultad que representa su medición. Como consecuencia de los estudios sobre la administración de la innovación y la tecnología, de la investigación y desarrollo, se le ha dado especial atención de estudio a la inteligencia humana y en especial al conocimiento humano, grupal y organizacional, denominándolo, de manera general, como capital intelectual y administración del conocimiento.