A López Obrador los agentes opositores lo calificaron de “naco”, “indio pata rajada”, “populista”, “autoritario”, “ignorante”, “dictador”, “comunista”, “narco presidente” y “polarizador”, entre muchas otras adjetivaciones. Estas verbalizaciones fueron parte de la guerra híbrida en contra del ex titular del ejecutivo. Fue una guerra que se prolongó durante décadas. Esta guerra continúa, ahora contra la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum. A ella le han llamado “narco candidata”, “judía”, “mujer de hielo”, “sin sentimientos”, “mentirosa”, “porril”, “revoltosa”, “torpe”, “autoritaria”, “ridícula”, “soberbia”, “comunista”, “busca pleitos”, “miedosa” y “títere de AMLO”. Todo esto y más, a pesar de que su gestión apenas comienza. La guerra seguirá porque esa es la vocación de los opositores. Y continuará hasta que retomen el control del gobierno y del poder. En este trabajo se desarrollan aproximaciones a la comprensión de lo que ha sido esta guerra de carácter híbrido considerando su inspiración teórica, su fundamento estructural, su dimensión de conflicto, su marco ideológico, su expresión práctica y sugerencias para enfrentarla.