España sufrió muchas dificultades culturales debidas al cruce de civilizaciones que conoció a lo largo de su historia. Entre ellas, dos destacan: la civilización romana y la dominación árabe. Los españoles aceptaron la civilización romana y a través de ella, heredaron el catolicismo. Su pasión por el catolicismo les llevó a resistir a la implantación del Islam durante casi ocho siglos hasta que consiguieran expulsar de Granada el rey árabe en 1492. Los españoles consolidaron su fe con los primeros reyes católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. A partir del 31 de octubre de 1517, Europa conoció grandes trastornos con la Reforma. La teología luterana sobre la salvación perturbó la fe del pueblo español. Este perdió aquella seguridad de antaño que su fe católica le proporcionaba. El Condenado por desconfiado traduce estas dos concepciones antagonistas de la salvación a través del argumento teológico que construye Tirso de Molina en relación con esta cuestión.