En la última década el tema de la seguridad pública en México ha tomado un significado muy particular derivado de los distintos fenómenos sociales, económicos y políticos que han aparecido en escena a partir de una clara estrategia de seguridad nacional, centrada en la confrontación directa a grupos de crimen organizado con una intensidad cambiante y heterogénea en el país. En este periodo la violencia ha adquirido otros matices de crueldad y acción mediática que han influido de manera importante en la forma en que los ciudadanos perciben su seguridad y el nivel de violencia al cual pueden estar expuestos todos los días. Esta percepción ha alterado sustancialmente las prácticas de convivencia cotidiana; por ello, resulta importante para esta investigación indagar la forma en que estos cambios han generado una determinada dinámica de construcción ciudadana y conocer cuáles son sus implicaciones en la puesta en marcha del programa nacional de prevención social de la violencia y la delincuencia, en lo cual podría estar parte de la respuesta que ayude a motivar la coparticipación de las comunidades en un proyecto de Estado que realmente garantice la seguridad ciudadana.