Por mucho tiempo, la violencia doméstica no fue considerada un problema social, sino personal y privado. Hoy en día gracias a la investigación en ciencias sociales, se reconoce que esta es de interés colectivo y que afecta a la sociedad en general y su modo de desarrollarse, y lo más importante es que lesiona derechos fundamentales. En Costa Rica, en un intento de frenar la violencia intrafamiliar en Costa Rica se crea la Ley contra la Violencia Doméstica, el 25 de marzo de 1996 la cual se proyecta como un alto a las personas ofensoras domésticas en el tanto sus víctimas cuentan ya con el respaldo del Estado y una justicia que se pretende pronta y cumplida. Una de las virtudes de esta Ley es que enuncia los cuatro tipos básicos de la violencia: física, psicológica, patrimonial y sexual. Además, la Ley ofrece para su práctica un proceso de índole especial, con características sumarísimas, principios rectores como la amplia valoración de la prueba o el impulso procesal de oficio, la aplicación del principio máximo de indubio pro-víctima, así como un listado de medidas a otorgar y la facultad de otorgar medidas atípicas fuera de la ley que se adecúen según sea el caso.