En Educación Matemática se puede encontrar quienes piensan que son difíciles de aprender, no le gusta a todos, que tienden a ser misteriosa, aburrida y compleja, generando frustración, angustia y una aversión casi colectiva. Los cambios más profundos en el currículum matemático se han producido durante este siglo. Tal como en las décadas del 60 y 70 se conoció como la reforma de las “matemáticas modernas” y en los años 80 se reconoció un exagerado énfasis por su estructura abstracta, por lo que se realizaron intensamente nuevas experiencias y manipulación de objetos para darle un carácter más concreto. Simultáneamente, en USA el Consejo Nacional de Profesores de Matemática (1980) proponía como estrategia de enseñanza la resolución de problemas como el foco de las matemáticas escolares, reformulándose en 1989 los estándares curriculares y evaluaciones para esta disciplina. Apesar de todo nos cabe preguntar: Por qué se rechazan las matemáticas, por qué se forma ese círculo vicioso de dificultad, aburrimiento, fatalismo, bajo autoconcepto, desmotivación y rechazo. ¿No será importante un estudio de la dimensión afectiva con los principales actores:profesores, familia y alumno?