Es indispensable que los Maestros, como actores sociales de nuestro país, cumplan con su responsabilidad, aunque el resto de los actores no lo hagan. Buena parte del desarrollo cognitivo de los alumnos, sus aprendizajes fundamentales para sobrevivir en el mercado laboral, comprender y criticar la realidad, dependen en buena parte de la acción del docente. Por si fuera poco, todas las profesiones están sustentadas en la docencia, no solo la educación básica y fundamental. De esta forma, si no hay docente no existirían ni médicos ni ingenieros. Lamentablemente, la profesión de docente no está bien valorada en Latinoamérica y menos en México. Es menospreciada y devaluada en todos sus aspectos, desde el sueldo hasta el estatus social. Comparemos a un docente con el CEO de una empresa: un abismo, ¿cierto? Y nos preguntamos ¿quién la valorará?, ¿quién podrá revalorarla?