En pleno siglo XXI podemos notar en la escuela, la ausencia de estrategias que permitan el desarrollo integral de los estudiantes, situación que perjudica la construcción de aprendizajes profundos. Por lo tanto, buscar técnicas innovadoras capaces de motivar aprendizajes al interior del aula y trabajar desde una perspectiva dinámica, más acorde con los tiempos, representa un aporte al sistema educacional y al aprendizaje. De esta manera y en respuesta al desafío que implica innovar en la sala de clases, creemos que el teatro como estrategia de aprendizaje debe tener un rol protagónico, especialmente, si deseamos lograr cambios que se traduzcan en aprendizajes reales, más allá del lenguaje como sistema gramatical, porque permite que los alumnos adopten una mirada crítica frente a los acontecimientos y circunstancias, que forman parte del quehacer humano, además contribuyen al desarrollo de la creatividad. De ahí que, el teatro se puede considerar como un reflejo de la vida humana, donde la representación de las diferentes situaciones y sus consecuencias ayudan al hombre a reflexionar sobre sí mismo, los otros y el entorno.