El tema que en este libro se toca reivindica el diálogo entre la ciencia y la espiritualidad, dos realidades no antagónicas sino complementarias, así como podrían serlo, de la ciencia, la religión, o de ambas, la poesía o el arte. Desde la perspectiva que aquí se trata podemos ampliar el concepto de religión, a la vez que entendemos, en campo de lo trascendente -el que trata del sentido de la vida- un contenido importante en toda diversidad. El estudio ofrece claramente la presencia de lo permanente de lo religioso en la cultura, su ubicuidad, dondequiera que se junten los seres humanos. La insistencia principal del texto radica en que aborda, con un soporte teórico acertado, esa constante en la vida de los hombres; para explicar esta realidad, en el siglo XXI acude la autora, al concepto de mito. En esta clave, las páginas dedicadas al Milenarismo aportan un referente para entender las realidades socio-económicas y políticas latinoamericanas, herederas, en el populismo, de una tradición mesiánica que sigue produciendo efectos similares dondequiera que confluyen la necesidad y la esperanza. En los testimonios del texto cualquiera podría, por su búsqueda particular, identificarse.