En el momento en el que el Arte se revela de su prisión de la representación e iza la bandera de su libertad respecto a la percepción del mundo, al observador se le priva de la categorización que le permitía establecer un límite preciso entre el Arte y el mundo. Antes, se convenía que el primero imitaba al segundo, hecho sobre el que se construía su definición. Ahora, ante la crisis definitiva del concepto de "imitación" desde la Grecia clásica, el autor propone en este texto que éste se sustituya por una relación de carácter metafórico. El Arte –y, por extensión en esta coyuntura, el mundo– es siempre metáfora de algo. Pero ¿de qué? Esta es la pregunta en la que se centra este estudio, y sobre la que plantea respuestas fragmentarias –y nunca definitivas– a partir del análisis de elementos tan dispares como la naturaleza del cine, el concepto de donación, el ser heideggeriano, la visión junguiana de los arquetipos, los metarrelatos de la modernidad, un poema de Baudelaire o la simbología de la máscara en las pinturas rupestres.