Actualmente México ocupa el primer lugar Mundial en Obesidad Infantil y el Segundo en Obesidad en la etapa adulta. La Obesidad además es un factor de riesgo mayor para otras enfermedades crónicas como la Diabetes y la Hipertensión Arterial. Una de las líneas de tratamiento a largo plazo para la obesidad deberá ser la educación en nutrición en conjunto al manejo de las emociones. Esta investigación surgió ya que está plenamente reconocido que las emociones tienen un efecto muy importante sobre la elección de alimentos y sobre los hábitos de alimentación. Se ha encontrado evidencia empírica de que la influencia de las emociones sobre la conducta alimentaria es más fuerte en personas obesas que en las no obesas. También se ha sugerido que la emoción en si misma no puede ser responsable de una excesiva ingesta. Solamente conociendo los factores emocionales podremos reforzar los hábitos saludables que nos permitan controlar el peso. El éxito a largo plazo no será mediante terapias nutricionales o psicológicas aisladas, sino más bien la convicción de generar un estilo de vida saludable.