La Iglesia Católica durante el siglo XIX tuvo una disputa permanente con el Estado producto de la lucha política liberal-conservadora acerca de la influencia que debía sostener el Catolicismo en la política, sociedad y Estado chilenos. El partido Conservador apoyó siempre a la Iglesia y su jerarquía durante aquel siglo y gran parte del siguiente. En 1925, con la vuelta de Alessandri a Chile, luego de su corto exilio, la finalización de su gobierno y el establecimiento de la nueva Constitución finalmente se logró la separación entre el Estado y la Iglesia católica, de modo formal pues sus conexiones de una manera u otra continuaron. Entre 1925 y 1932, una parte de la Iglesia seguía siendo conservadora y siempre tuvo la esperanza de involucrarse en temas que le interesaban y preocupaban. Entre 1925 y 1958, el contexto histórico chileno es diverso y bastante influido por ideologías foráneas y la Iglesia Católica chilena respondió a esto desde su pastoral. No obstante, los católicos se dividieron para construir sus proyectos en el Chile de entonces.