Las empresas deben ser capaces de generar ventajas competitivas que permitan marcar una diferencia respecto de su competencia, algo que todos los competidores posean ya no es una ventaja competitiva, es una condición para estar en el negocio. El éxito de una organización se mide por el nivel de cumplimiento de sus objetivos y metas, una empresa puede tener, por ejemplo, una utilidad de $500.000 y no entender cómo funciona su cartera de productos y/o su mercado. No analizar la forma en que ha logrado utilidad puede llevar, con seguridad, a que se la considere como algo desesperado a lograr y no como una consecuencia de sus estrategias. La empresa debe evitar poner en riesgo el cumplimiento de tres objetivos estratégicos básicos: crecer, sobrevivir y ser rentable.