En Argentina los alumnos transcurren un promedio de trece años en espacios educativos formales y obligatorios; por lo que la escuela se constituye en un agente formador de subjetividad, sumado a la familia, los medios de comunicación y otras instituciones. A partir de un exhaustivo trabajo de campo, y tras varios años de investigación, las autoras nos muestran cómo las experiencias escolares construyen y modifican la subjetividad de los adolescentes. En este libro se encontrarán relatos en primera persona sobre los variados sentidos que otorgan a la escuela: significarla como un espacio para hacer amigos, para ensayar interacciones sociales con pares, como generadora de aprendizajes de saberes generales, normas y valores sociales, que se transfieren al espacio social más amplio. La experiencia vivida resulta inseparable de la configuración subjetiva de quien la vivencia; transformándonos y dejando huellas en la memoria. El lector encontrará aquí referentes de la psicología y la antropología que posibilitarán contextualizar este complejo escenario; resultando un material útil para profesionales de la psicología y la educación.