Este ensayo está animado por la búsqueda de un trastorno del pensamiento y de los supuestos ontológicos y políticos de subjetivación. Abriga la esperanza de hacer de la escritura un flujo desde la experiencia viva. Se considera el corpus sistemático deleuziano como abierto a múltiples cambios. Sus libros como dispositivos, máquinas y conectores de experimentación y subjetivación. La escritura de Deleuze nos invita a liberar la vida de todo aquello que la aprisiona. Aunque no es suficiente, en una época impía, buscar una nueva salud a través de la escritura, abona en la búsqueda de auténtica piedad. En compañía de Guattari-Deleuze, y algunos de sus intercesores, se intenta aventurarse en la invención de nuevos estilos de pensamiento y de vida. Llevar la escritura más allá de la queja y pensar-sentir de otro modo, sentir lo otro; tacto y contacto con la alteridad inmanente.