La exploración radiológica ha experimentado sucesivas revoluciones tecnológicas y, sin embargo, la rejilla Potter-Bucky se ha mantenido casi sin cambios desde sus comienzos, aunque su uso incrementa la dosis al paciente en un factor de tres a cinco. Para evitarlo, las empresas del sector han introducido filtros de imagen por software basado en algoritmos que utilizan información ajena al propio paciente, proveniente de maniquíes o estudios poblacionales, y no pueden abarcar la totalidad de las situaciones clínicas que puedan presentarse en una sala de radiodiagnóstico y no digamos en un quirófano.La Rejilla Antidifusora Electrónica utiliza la información aportada por la radiación dispersada en el paciente para determinar la densidad tisular y, por tanto, discriminar entre las diferentes componentes de la radiación que intervienen en la formación de la imagen. Todo ello con niveles de dosis del orden de la imagen planar sin rejilla convencional. Los principios físicos en los que se basa admiten también su escalado e implantación en tomografía, lo cual permite aventurar disminuciones de dosis aún mayores en exploraciones tridimensionales que las que se están impartiendo hoy en día.