En este texto se examinan la variante moderada (Jean Piaget), la variante radical (Ernst Von Glasersfeld) y la variante pragmática del constructivismo (John Dewey). Se consideran algunas de las razones ideológicas que han contribuido a la gran popularidad del constructivismo radical en la actualidad. La noción de que se puede construir la realidad es muy atractivo para aquellas personas que anhelan un cambio sustancial en nuestros constructos, valores y reglas actuales. Se argumenta que hay unos problemas ontológicos (en la forma de dualismo) inherentes a las versiones moderada y radical del constructivismo que Dewey intenta eliminar mediante el monismo de la experiencia. Piaget evita el solipsismo, que afecta el constructivismo radical, manteniendo una distinción primaria entre el organismo y el ambiente que le rodea. Dewey, en cambio, presenta el fenómeno de la experiencia que incluye diversas dimensiones: la epistemológica, afectiva, práctica, estéticas y educativas, entre otras. Las distinciones que se hacen en la experiencia son productos secundarios del plano reflexivo, del lenguaje y la cultura.