La reflexión sobre la forma en que el ser humano desarrolla su conocimiento ha sido uno de los pilares fundamentales del pensamiento filosófico durante toda su historia. En este contexto, uno de los aspectos más relevantes tiene que ver con la estructuración del concepto de ciencia. Desde los griegos hasta los contemporáneos se han proporcionado postulados en los cuales se evidencian respuestas desde diferentes posiciones que intentan responder a tan interesantes cuestionamientos. Bajo este panorama, el filósofo David Hume desarrolla un impecable postulado sobre la naturaleza humana. A partir de su filosofía, el trabajo que se pretende desarrollar tiene como finalidad demostrar la relación existente entre el conocimiento y la moral en las personas a partir de la concepción del “hábito”, mostrando que éste es una disposición que se crea en nuestra mente a partir de la experiencia reiterada de algo. Más que la propia razón, en Hume el hábito o costumbre es la guía de la vida humana, el fundamento de nuestras inferencias causales y de nuestras expectativas respecto de los acontecimientos futuros.