Este trabajo se propone examinar los aspectos fundamentales en que la Teoría de la Justicia de John Rawls, carecería de la consistencia teórica que el resto de la obra ostenta con firmeza. Y es que para alcanzar un acuerdo sobre los principios de justicia que ordenarían una sociedad, primero se debe establecer un procedimiento que garantice y legitime dicho proceso, y es ahí, en esa hipotética “posición original”, donde surgen los primeros inconvenientes. Se pretende establecer aquí, que aquellos puntos conflictivos y susceptibles de crítica y análisis, lo son pues dan cuenta de una visión del mundo sesgada, marcada ideológicamente por un tipo de liberalismo que esconde tras de sí un modo particular de concebir a los individuos, enfatizando un carácter de independencia y señorío racional por sobre cualquier compromiso concreto con las propias contingencias significativas, pretendiendo que las opciones y valoraciones de todos los individuos sean producto de un ejercicio soberano de la libertad, no importando cuáles hayan sido, sean o pudieran ser las condiciones históricas, culturales, psicológicas o políticas involucradas en la conformación de la propia identidad humana.