La filosofía de Michel Henry puede considerarse una re-formulación de la fenomenología porque busca la "materia", es decir, la sustancia o la esencia misma de la fenomenología. Michel Henry se concentra en el "Aparecer" y no "en lo que aparece". Este giro apunta a considerar la esencia de la fenomenología como un afecto: el verdadero objeto fenomenológico es la Afectividad de la Vida, a saber, la Vida que se siente a sí misma a través de los vivientes y que se manifiesta en el dolor de nuestra carne, tal y como lo expresa el paradigma cristiano de la encarnación. Henry hace un análisis fenomenológico de las palabras del Prólogo del Evangelio de Juan: "Y el Logos se hizo carne", y con esto nos habla de una ontología primera desde la cual poder re-pensar nuestro ser.