La violencia, por el número de víctimas y la magnitud de las secuelas que produce, se ha convertido en un problema de Salud Pública de importante relevancia. En tanto fenómeno de gran alcance, se puede manifestar en todos los contextos humanos y uno de éstos es el ámbito laboral. Diversos estudios en la temática de la violencia que afecta a los espacios laborales concluyen que precisamente los lugares de trabajo y las ocupaciones orientadas al cuidado de la salud tienen un mayor riesgo de hechos violentos que otros. La violencia contra los profesionales sanitarios y el síndrome de desgaste profesional (o síndrome de Burnout) que afecta de forma creciente a los profesionales sanitarios, al propio sistema asistencial y, por ende, a los usuarios de los servicios sanitarios, aparecen interrelacionados. Cuando se evidencia el discurso de usuarios con agresividad contenida o violencia manifiesta, los mismos refieren que el desencadenante de su estado ha sido la percepción de un trato deshumanizado e indigno. La despersonalización, fruto del desgaste profesional, incrementa el riesgo de agresiones contra el personal sanitario.