La valoración de la obra de Heródoto posee su justa medida al comprobar que es la primera obra extensa de la prosa griega. Aunque a finales del siglo VI y primera mitad del siglo V a.c. se escriben textos filosóficos como los de Heráclito y Demócrito y crónicas locales con elementos etnográficos de los llamados logógrafos como Cadmo de Mileto, siempre son escritos de corta extensión.La narración de Heródoto, tanto en su aspecto literario como en su aspecto histórico, no tiene comparación en los escritos griegos de su época. Su relevancia es solo equiparable a la gran epopeya homérica, aunque hay diferencias fundamentales sobre todo en la exposición de causas lógicas y evidenciables. Heródoto nos va a transmitir hechos de hombres protagonizados por los hombres, por ello, los dioses apenas aparecen en las Historias y, si son aludidos, nunca actúan directa y personalmente como sucede en la Ilíada o en la Odisea. Pero por sobre todo, el padre de la historia, expone sus investigaciones reconociendo el valor de la alteridad, virtud noble hasta ese momento poco conocida en las culturas del Mediterráneo.