Existe un criterio dominante por el cual; la seguridad social, debe quedar para un peldaño de atención contributivo, para los que han hecho el esfuerzo productivo, los obreros y empresarios; queda la seguridad social con su mecánica solidaria, sus rutinas de seguro y sus aspectos contractuales y deja de lado, la manifestación de la pobreza, la que en términos prácticos y teóricos, no ha resuelto. Pero el dominio ha alcanzado sólo para el alivio. La ola anti pobreza libra su batalla sin la previsión social como protagonista. Depende ahora de la llamada protección social que la envuelve, con sus propios recursos y acciones. Uno de los aspectos a debatir en este libro, es sí es recomendable seguir financiando colectivamente los riesgos o considerar una protección basada en ingresos mínimos, que es el rendimiento esperado de la protección social.