“La comunidad que-viene” en el sentido que entiende Agamben (2006), es el estar-ahí, el seguir siendo, existiendo contra todo pronóstico desde el titilar de las diferencias. Que ese fin de la comunidad al parecer sigue siendo una nostalgia (acaso un anhelo también) propia de este tiempo “moderno” pensado desde un sentido evolucionista, ya que la misma a manera de luciérnaga sigue fascinando por las maneras y formas como ilumina los alrededores de una manera cautivante. Las comunidades son dinámicas, parten desde una multiplicidad de formas relacionales, su dinamismo las vuelven, por el momento espacios de soporte y de seguridad emocional, pero también de flujos, escapes, acomodos y reajustes dentro de una multiplicidad de aconteceres y aquello porque en la vida práctica, el día a día están relacionadas con la modernidad.