Este libro recupera una parte de la vida y obra del franciscano, de origen español, fray Pedro de Pila, quien es referenciado en distintas crónicas por haber mandado construir un convento en Tzintzuntzan, que sería para entonces uno de los más imponentes de toda la provincia franciscana de Michoacán. Este fraile poco reconocido en la actualidad tuvo un papel destacado en la Nueva España como predicador, fundador de cofradías y coros, dirigente de su orden, comisario de la Santa Inquisición y director de obra de conventos y templos. Sin embargo, su labor más importante se centró en Tzintzuntzan, lugar donde tomó su hábito y pasó gran parte de su vida como religioso.