La obsesión por el «cuidado del yo» es la estrategia más segura para alcanzar la infelicidad. Si algún sentido más profundo que el meramente social (establecimiento de una sociedad sin clases) tienen expresiones como «redención de la humanidad» o «reconciliación del hombre con la naturaleza», éste es, con toda probabilidad, dejar de ver al ser humano (empezando cada uno por sí mismo) como el centro del universo y, en un esfuerzo intelectual ulterior, llegar a la convicción de que el universo no tiene un centro. Los seres humanos tenemos, parece, la capacidad de hacer abstracción de nuestro punto de vista y mirar al mundo como si la nuestra fuera una «visión desde ninguna parte». Porque la realidad, incluso la nuestra y muy particularmente la nuestra, elude por naturaleza todo pronombre o adjetivo posesivo. Este libro tratará de mostrar cómo el esfuerzo por «salir de nosotros mismos» no es sólo una actitud ética socialmente necesaria, sino una exigencia profunda de nuestra manera de ser como humanos y la única manera, a la vez penosa y gratificante, de hacer que la nuestra no sea «una historia contada por un idiota, llena de ruido y de frenesí, que nada significa».