A través de la revisión bibliográfica de diarios, revistas y afiches de espectáculos presentados en Santiago y otras ciudades chilenas entre los siglos XVII y XX, se configura un conjunto de obras y grupos de artistas que utilizaron teatro de sombras y efectos lumínicos durante sus presentaciones escénicas. El teatro de sombras y los efectos ópticos de proyección han estado presentes en Chile desde, por lo menos, el siglo XVIII, inicialmente formando parte de la entretención familiar y social. A partir del siglo XIX se incorporan al ámbito escénico. Después de la irrupción del cinematógrafo, a inicios del siglo XX, los recursos ópticos teatrales son absorbidos por este nuevo arte. A partir de ese momento, el teatro de sombras y los efectos visuales fueron utilizados como recursos sólo en los espectáculos de los magos. Desde la segunda mitad del siglo XX, se incorporaron nuevamente en la escenificación teatral, aún cuando la fractura artística general que significó la dictadura militar en Chile evidenció, por más de una década, una ausencia total de registros que dieran cuenta de espectáculos de este tipo, situación que empieza a ser superada a partir de los años ochenta.