Algunos autores consideran hoy en día a los virus como seres vivos, por su capacidad de autoduplicación, aunque para ello requieran siempre de la maquinaria de síntesis (ribosomas principalmente) de una célula viva, de la cual son parásitos obligados y dentro de la cual coordinan su multiplicación mediante el material genético viral (Matthews, 1991). Su forma y tamaño varía con la especie, sin embargo, todos son partículas submicroscópicas (17 a 2000 nanómetros) y en términos generales en su forma pueden ser isométricos (poliédricos), varillas largas y rígidas, varillas flexuosas y algunos similares a una bala. Por último, son patógenos de gran cantidad de plantas dentro de muchos géneros y familias, en las cuales pueden generar en la mayoría de los casos, gran cantidad de síntomas, enfermedades y por su puesto pérdidas económicas (Lenardon, 1999).