La creatividad es un mecanismo mediante el cual los seres humanos cambian y sobreviven. Este libro no trata de los grandes descubrimientos en las ciencias básicas, como el del ADN o el de la imagen por resonancia magnética, sino de la creatividad del médico clínico enfrentado al cotidiano enigma del diagnóstico. Trata de la observación de síntomas inéditos, de la obtención de signos con métodos relativamente simples como el estetoscopio, la percusión o el esfigmomanómetro. Trata de la extraordinaria invención del método anatomoclínico y de su perfeccionamiento a través de los años. Estos ensayos muestran a hombres y mujeres que se han sacrificado en aras de un conocimiento clínico que les permita diagnosticar con mejores armas mentales y físicas a los enfermos. Trata, en fin, de la creatividad del clínico de cara al perenne enigma del diagnóstico.