Tal como establecía el jurista argentino Guillermo Borda, uno de los temas más apasionantes es el relativo a la irretroactividad de la ley y a los derechos adquiridos. Los juristas, politólogos y economistas del mundo entero se han ocupado de él, empeñándose en desentrañar un sistema práctico y justo; empero, es necesario decir que hasta la fecha, el más completo fracaso ha acompañado esos esfuerzos. Cuando un concepto ha resistido el análisis de los más agudos espíritus; cuando los más destacados intelectuales no han podido precisar su alcance y contenido, es necesario desconfiar de él y pensar que hay algo radicalmente falso, y hasta contraproducente para la noción de Justicia, en lo que tan esquivo se nos muestra para revelarnos su verdad. Por mi parte, no dudo que éste es nuestro caso.