Abraham Valdelomar (1888-1919) fue un escritor polémico y desafiante. Se propuso confrontar la problemática del artista moderno en el Perú de inicios del siglo XX: la indiferencia del público, la ineficacia de las instituciones culturales y la rigidez del discurso ilustrado. La estrategia para esa confrontación rebasó la página escrita o los círculos literarios y se extendió a las tribunas políticas, a las calles de Lima y luego a diversas ciudades del Perú; el propio Valdelomar, su cuerpo , su rostro, su imagen espectacular fueron la materia de ese discurso. Las repercusiones de su labor afectaron no solo la escritura de los poetas, narradores o cronistas posteriores, sino la forma cómo se habría de asumir la vida intelectual en el Perú. Desde sus "Con la argelina al viento" hasta sus "Fuegos fatuos", la crónica siguió una trayectoria que vista en perspectiva responde a un plan muy bien trazado por su autor: imponer a fuerza de escritura la experiencia modernizadora del arte en el Perú y erigirse como el líder de dicho esfuerzo. Su trágica muerte dificultó el proceso. Poeta y novelista, además de político y orador, su vasta obra está constituida en su mayoría por crónicas.