La ortografía es la carta de presentación cuando se escribe: el que lee lo escrito asume de inmediato una actitud valorativa en relación con el dominio del idioma y el nivel cultural del que escribe. Demostrar una buena ortografía es una prueba de cultura básica, y eso es algo inobjetable. La ortografía es un eslabón imprescindible para poder alcanzar el dominio del conocimiento elemental. Es posible mejorar la ortografía e incluso eliminar los errores ortográficos. El interés y el esfuerzo deben andar unidos para alcanzar ese fin. De ahí que el idioma es el instrumento más valioso con el que cuentan los maestros para transitar y escalar el mundo maravilloso de la enseñanza y la cultura, es además, una herramienta que exige cada vez más perfección. No es posible que exista un pensamiento científico y grandes cambios separados del conocimiento y aplicación de las normas que rigen el empleo correcto de la lengua materna. La buena ortografía es un problema didáctico y puede lograrse mientras haya disposición de enfrentarla, pero requiere un colectivo consciente de la necesidad, con la implicación de maestros y alumnos.