He llegado a trabajar, casi toda mi vida profesional, en el campo de la educación técnica y formación profesional. Me inicié como monitor en el Instituto Superior Tecnológico Privado (ISTP) Valle Grande en Cañete, institución pionera en la aplicación de la pedagogía de la alternancia en el Perú. En Cañete, crecí y me crié. En mis años escolares, participaba directamente o indirectamente de un entramado político, económico, social y cultural, tejido a partir de la vida de un valle costeño como Cañete, considerado como uno de los mejores del país desde el punto de vista tecnológico y económico. Sin embargo, veía el campo y sus actividades, a pesar de la cercanía a él, como algo de menor categoría, cuyas actividades económicas reportaban réditos no atractivos en relación al sector industrial. Pero, al comenzar mis estudios universitarios de Ingeniería en Industrias Alimentarias en la Universidad Nacional Agraria La Molina en Lima, empecé a encontrarle sentido a las cosas que había vivido anteriormente, originándose en mi el inicio de una profunda vocación por el mundo rural, identificándome especialmente, como es de suponer, con los valles de la costa del Perú.