El libro analiza en qué medida las políticas de desarrollo socio-productivo implementadas en la Argentina a partir del año 2003, proponen un nuevo concepto de trabajo. Asimismo explora el modo en que es definido el sujeto de la política social y los sentidos de la integración social que promueven. En cuanto a la metodología, se trata de un estudio comparativo, a través del análisis documental de normativas e informes de gestión y evaluación de los programas seleccionados. Este estudio remarca que más allá de las limitaciones que presentan estas políticas, debido a la falta de un marco legal adecuado y una regulación eficiente de los mercados, de protección de la producción y de seguridad de los productores, proponen un nuevo concepto de trabajo que pone en cuestión la definición “clásica” de empleo asalariado, en el que el capitalista es dueño del capital, del conocimiento y de la organización del proceso productivo. El trabajo adquiere un sentido más amplio que apunta a promover procesos de organización colectiva, de innovación y con potencialidades de generación de autonomía para los trabajadores. Este nuevo significado se encuentra en disputa.