Reconocer cómo experimentan los alumnos el tránsito de la educación primaria a la educación secundaria, implica ir más allá del momento. Supone identificar lógicas de organización y funcionamiento de cada nivel, sus continuidades, rupturas y cambios; los modos de trabajo particulares de los maestros y la manera en que se atiende a lo expresado en los programas, así como a las formas de relación, trato y atención que se da a los alumnos en un nivel u otro. Pues, sólo a partir de examinar las características de la educación primaria y la secundaria es posible distinguir lo que efectivamente viven los alumnos. Las experiencias, conocimientos e información que tienen los estudiantes va más allá de los contenidos curriculares, refiere a la manera en que han aprendido y aprenden a ser “alumnos”. Lo que se relaciona estrechamente con las formas de organización y funcionamiento de la escuela primaria o la secundaria, el trabajo que realizan los maestros y, las formas de convivencia y relación con los docentes y sus compañeros. Se necesita analizar cómo es cada nivel y, a partir de ello, significar lo que viven los estudiantes en este transcurso.