Hacia principios de la década del ochenta Medio Oriente se veía envuelto en una fuerte crisis producto de una serie de conflictos que en ese entonces involucraban no sólo a Afganistán sino también a dos poderosos Estados del Golfo Pérsico: Irán e Irak. En dicho contexto un grupo de Estados de la región decidió aunar posiciones y en pro de la seguridad colectiva comenzar a transitar el camino de la integración regional. De esta forma, en 1981 se conformaba el Consejo de Cooperación de Estados Árabes del Golfo (CCG). Un bloque compuesto por seis Estados de la zona que cobró vida netamente con el objetivo de sus miembros de reunir fuerzas para afrontar conjuntamente las amenazas que los acechaban. No obstante, con el transcurso del tiempo, las metas de este esquema regional se fueron ampliando hasta abarcar los más diversos campos. Sin ir más lejos, una vez iniciada la década del noventa comenzó a prestarse particular atención a impulsar el proceso de integración económica en curso dando por resultado que, años después, ésta se convirtiese en el área en la que el organismo ha cosechado los mayores avances.