El más importante reforzador de la vocación médica, presente en todos los miembros del equipo de salud, es la satisfacción de los usuarios con los servicios recibidos y el bienestar derivado del deber cumplido durante las trascendentes gestiones de salud. Lázaro y Gracia destacan con acierto, que la relación entre el médico y sus usuarios ha cambiado más en los últimos 50 años, que durante toda la historia anterior de la medicina. Y los múltiples factores sociales que la facilitaban durante la paradigmática etapa del médico de família, han quedado dolorosamente atrás, con la concentración de los servicios médicos, el consecuente alejamiento de los pequeños poblados, la tecnificación mal incorporada, la aparición de las empresas privatizadoras, la intrusión de la prensa sensacionalista y de los abogados caza demandas, así como con la progresiva actitud litigante de los usuarios, que lejos de favorecer la necesaria compasividad del equipo de salud, determina -en forma no excepcional- interacciones humanas bien distantes de la histórica relación médico paciente, al devenir relación médico- demandante potencial.