El tema central de nuestro análisis es que hay una ley natural y una positiva, las dos enmarcadas como regentes de un Estado, bajo sus perspectivas. Lo que tenemos que ver es la ley que puede ser transformada por la costumbre de cada sociedad pero sin obviar lo justo y su esencia. Porque al transformarlo en nuestras necesidades, lo hacemos de acuerdo a nuestras conveniencias y no de acuerdo a lo justo. Ya no es el bien común, ni el bienestar general, la preocupación central, sino lo que es justo para cada uno, emanado de los principios de esa ley. Para el positivismo sólo se basa en lo plasmado por la razón humana y el iusnaturalismo, por lo que deviene de Dios. Por lo que podemos deducir, que no tiene límites, en cuanto a que todo se ve dictaminado por un ser superior y supremo, que manifiesta su poder y alcance mediante personas comunes, sustentando su pensamiento y forma de ver el mundo. Nuestra concepción se basa en que la ley es igual para todos, pero las acciones no lo son, convergen distintos intereses, factores que no se encuentran contempladas en los textos legales.