En la actualidad el avance de las tecnologías proponen a un constante replanteo sobre qué es la sociedad, la educación, la producción y la vida. En este contexto el rol social de la escuela se torna imprescindible, ya que su función principal es la de acercar conocimientos y experiencias, contextos y motivaciones sociales para aprender, que no se experimentan en otros espacios. Las tecnologías representan para la educación la posibilidad de generar una manera más integral de abordar la enseñanza y el aprendizaje, lo que supone una necesaria reconfiguración de las propuestas educativas. En este sentido las formas de pensamiento que estimulan interpelan una diversidad de lenguajes que son utilizados como herramientas para la creación, expresión, comunicación y comprensión de la realidad. Abordar propuestas con tecnologías es imaginar una escuela que valore lo imaginativo, que asigne mayor prioridad a la exploración; que otorgue más atención a lo distintivo sobre lo estandarizado, a lo metafórico sobre lo lineal, a la interpretación sobre la medición y que finalmente encuentre más significativo la calidad del viaje, que la velocidad en la que se ha llegado.