Es conocida la mala percepción pública que tiene la Química como disciplina escolar. Los estudiantes dicen que la Química es aburrida y que no la entienden. Además, se ha armado un relato en el que la Química es fuente de contaminación. Esta percepción se ha ido acrecentando en las últimas dos décadas y se pone en evidencia, por ejemplo, cuando la gente utiliza la palabra “químico” generalizándolo como sinónimo de algo contaminante, o que debería ser evitado. Es posible que esta cuestión acerca de la Química como responsable de la contaminación del planeta y la poca comprensión de sus temáticas escolares sean motivos, entre otros, para la baja matrícula de estudiantes que desean continuar carreras universitarias, o de Profesorados, con orientaciones en Química. La situación se da a nivel mundial, por lo que muchos investigadores en didáctica de la Química reclaman un necesario cambio en los tradicionales currículos de Química de la escolaridad secundaria. Estos currículos no presentan a los estudiantes ideas motivadoras, y generalmente son solidarios con el currículo de las primeras asignaturas de Química del ciclo universitario.