El concepto de pluralismo jurídico adquiere importancia en los inicios del siglo XXI en pleno fenómeno de globalización, desde quienes lo impulsan como las empresas transnacionales que realizan prácticas informales en la regulación jurídica para sus beneficios particulares y los críticos que promueven un derecho global justo e igualitario y que se reconozcan la compleja diversidad cultural que se asiste en lo local. entre estas tensiones se encuentra el Estado moderno que pese a perder protagonismo en la regulación jurídica externa e interna tiene un papel predominante y decisorio entorno al reconocimiento a la diversidad e impulsar ciertas prácticas en lo internacional; entre los modelos de Estado que pretenden resolver la encrucijada de lo global y sus problemas como la desigualdad, la exclusión y la segregación se encuentra el Estado social de derecho que fue realizado con cierta plenitud en los países europeos pero con graves inconvenientes en Latinoamérica, teniendo que pasar a otros modelos de Estado como el constitucional y democrático que pretende resolver los problemas socioeconómicos y por otro lado el modelo neoliberal que acentuó la crisis estatal latinoamericana