Bastante literatura e investigaciones sociales, coinciden que las condiciones sociales de origen, influyen en el rendimiento escolar. Así lo confirma la teoría social. Contar con buenas y estables condiciones económicas, sociales, materiales y familiares, condiciona en buena medida, un desempeño positivo en la escuela. La educación ha sido considerada un mecanismo de movilidad social, y por tanto uno de los instrumentos idóneos para combatir la desigualdad. Sin embargo la realidad social nos enfrenta a otras situaciones. La realidad es que no necesarimente quienes cuentan con condiciones de educabilidad positivas, tienen un mejor desempeño y, por consiguiente quienes no cuentan con ellas, fracasan en la escuela. Este trabajo se ocupa de casos excepcionales, donde el enfoque de resiliencia, tiene un gran potencial explicativo de aquéllos que, a pesar de condiciones precarias en las que se desarrollan, logran salir adelante y rehacer, de la adversidad, un lugar de oportunidad y aprendizaje. Nos referimos a aquellos jóvenes universitarios sobresalientes, que pese a una estructura que opera en contra, buscan y encuentran caminos alternativos de su acción.