El patrimonio está constituido por elementos a los cuales un colectivo humano les otorga valor relevante –valor patrimonial (Roigé, 2010). Los elementos cumplen con ciertas características, 1 a la vez que se requieren cuotas de poder para otorgarles valor patrimonial y se deben realizar algunas acciones para su validación. Una vez constituido como tal, el patrimonio puede operar como importante referente y diacrítico de identidad, símbolo de distinción de pueblos, territorios, paisajes, etc. Gracias a su relación intrínseca con la identidad, se le puede dar un uso político al patrimonio, tanto para consolidar comunidades imaginadas, como para impulsar movimientos de resistencia. Pero también se le puede dar un uso económico, en la conformación de destinos turísticos, etnomercancías y denominaciones de origen de productos. Al diferenciar ciertos lugares de otros, el patrimonio se ha convertido en un recurso primario de la industria del turismo (Ballart & Tresserras, 2008 [2001]).