Pensar la infancia como un proceso que no necesariamente es lineal, me permitieron pensar en el Derecho a la Salud y a la Educación, como complementarios e irrenunciables, para que el niño alcance su plenitud. Cuando la salud se ve interrumpida, el cuidado de ese niño o adolescente, ya no depende exclusivamente de su familia, como institución de pertenencia, pasa a ser un niño abordado de manera interdisciplinaria y multidisciplinaria. En éste proceso, el Pedagogo Hospitalario será el nexo entre los profesionales de la salud intervinientes, el niño, la familia, el contexto social de pertenencia, hacia el logro de la futura reinserción a su comunidad educativa de origen. En el abordaje integral el niño, la figura del Pedagogo Hospitalario, forma parte del equipo de profesionales que, de manera subordinada y coordinada con el equipo de salud, de mutua comunicación efectiva y respetuosa, garantizarán el pleno tratamiento del niño-paciente-alumno, como pleno sujeto de derecho. Como adultos con intervención directa en niños, debemos garantizar el pleno respeto de sus derechos, hacia el logro de seres humanos plenos. Juntos podemos crear vínculos y asumir nuevos roles.