La cárcel no ha sido un fenómeno duradero e inmutable en el tiempo -no ha existido siempre-; a lo largo de la historia cada sociedad ha reaccionado de un modo diverso frente a las conductas antisociales de sus integrantes. Suprimidas las penas capitales, corporales e infamantes, aparece a finales del Siglo XVIII una nueva modalidad punitiva, que es la privación de libertad como sanción punitiva, con un contenido mucho más humano, que se impuso de forma paulatina en todos los ordenamientos jurídicos de los Estados modernos, llegando a constituirse como la pena más común a aplicar a los autores de hechos delictivos. Tras un largo espacio de tiempo de esplendor, allá por mediados del siglo XX, esta pena entró en crisis, lo que justificó la búsqueda de alternativa a la misma. Sin embargo, hasta la fecha no se ha encontrado un sustitutivo, que pueda servir, en la misma o en mejor medida, a las necesidades requeridas para la defensa social que la privación de libertad cumple. Estas reflexiones le han llevado al autor de este libro a elaborar un estudio en el que pretende despertar la curiosidad del lector por saber si la cárcel tiene futuro y si es así cómo será ese futuro.