Con el transcurso del tiempo, las actividades socialmente valoradas y que han tenido mayor prestigio, son las del espacio público, abarcadas principalmente por el género masculino, actividades que suponen el reconocimiento social, por lo que da a reflexionar, el por qué las actividades que se desarrollan en el espacio privado, en su mayoría relegadas al género femenino, son las menos valoradas socialmente. A diferencia del espacio público estas no llegan a se percibidas, ni valoradas. ¿Cómo lograr conjuntar lo público y lo privado, en las mujeres que ejercen una actividad laboral?, para ello es importante abordar, cuál es la problemática que enfrenta la mujer al involucrarse en el mundo laboral, siendo un espacio dominado por la masculino. Una vez insertada en el espacio profesional, hasta que punto se puede hablar de su femineidad con tal de poder integrarse en este ámbito. En donde femenino y masculino se conforman a partir de una relación mutua, cultural e histórica, complementándose ambos géneros, madurar y encontrar la realización como ser humano, desde la posibilidad de elegir sin presiones externas, sin ideas que limiten las capacidades y potencialidades de cada uno.